martes, 14 de octubre de 2014

ÉTICA Y SALUD

El concepto de Ética Médica se entiende como los principios éticos que gobiernan la conducta profesional en el ejercicio de la medicina, tanto en lo que se refiere a las obligaciones de los médicos con los pacientes, como a las de aquéllos con otros profesionales.

Desde los principios éticos han de contemplarse las políticas de salud, los servicios de salud y la práctica médica.

Desde el respeto a los valores éticos, en todos los ámbitos, entiendo que, el Sistema Sanitario Público puede demostrar capacidad para dar respuesta a las demandas crecientes y satisfacer las expectativas tanto de los pacientes a nivel individual como del conjunto del sistema social.


El concepto de Ética Médica se entiende como los principios éticos que gobiernan la conducta profesional en el ejercicio de la medicina, tanto en lo que se refiere a las obligaciones de los médicos con los pacientes, como a las de aquéllos con otros profesionales.

La ética y las políticas de salud

Los principios éticos deben respetarse tanto en la organización, como en la financiación y prestación de servicios, sirviendo así la ética de puente entre la política de salud y los valores humanos.

La práctica totalidad de las decisiones en Política de Salud tiene implicaciones éticas.

En caso de crisis económica extrema, las medidas a adoptar exigirían decidir sobre aspectos que en si mismos expresan opciones que pueden ser cuestionadas desde un pensamiento ético, tales como:

-          Quién recibirá los servicios sanitarios.
-           Qué recursos son necesarios y deben estar disponibles.
-          Qué criterios se usarían para establecer prioridades.
-          Qué formas de cuidados de salud pueden ser consideradas aceptables.
-          Cuándo debe comenzar o terminar el cuidado de la salud.
-          Quién debe estar comprometido en la toma de decisiones en política de salud.

Para desarrollar las Políticas de Salud, debe fomentarse la participación ciudadana ya que deben ser conocedores de los problemas al máximo nivel en orden a  explicitar su criterio.

En definitiva , el diseño de la Políticas de Salud no sólo deben tener en cuenta las necesidades sanitarias sino que ha de  favorecerse la participación de los ciudadanos en la elaboración de sus objetivos.

Siempre la escasez de recursos o la limitación de los mismos exige establecer prioridades, para así poder enfatizar, en el desarrollo de la Política de Salud, las necesidades más relevantes.

Con respecto al establecimiento de objetivos, se debe tender a alcanzar, tanto, mejores cotas de calidad de vida para los ciudadanos como garantizar la equidad y solidaridad del sistema.

Por ello, la equidad tiene que estar relacionada con la eficiencia.

Así, el acceso a la eficacia en el tratamiento debe ser igual para cada paciente que lo necesite y el sistema debe hacerlo de manera eficiente, lo que implícitamente pone en relación la propia redistribución, el uso de los recursos y el acceso a ellos.

El acceso a la asistencia sanitaria está influido por una variedad de factores organizativos, financieros y culturales; estos factores obligan a estar especialmente atentos y sensibles para que en el sistema de salud la equidad suponga  igual utilización, o igual acceso para igual necesidad.

La ética y la práctica médica

En la práctica médica los principios éticos más perentorios que se plantean cotidianamente pueden ser resumidos en tres:

1. Los beneficios derivados de la aplicación de una tecnología deben ser superiores a sus riesgos. La aplicación de cualquier tecnología conlleva un riesgo para el paciente, pero si los esperados beneficios son mayores que los riesgos no habrá conflicto en términos éticos. Sin duda, el decisor es el médico, que es quien mejor puede conocer, según el estado de la Ciencia y su propia capacidad profesional, el balance entre riesgo y beneficio.

2. Hay que respetar la decisión del paciente en cuanto a la cantidad y el tipo de tratamiento aplicado. Sin embargo, éste no dispone de información suficiente y apropiada para adoptar su decisión. En consecuencia, o deja la decisión en manos del profesional, o bien decide a través de su información y consejos, de forma que, en la práctica, es el médico quien desempeña el papel relevante, lo que introduce una exigencia moral adicional en su práctica.

3. Una actuación no es ética si no es equitativa, es decir, si no está disponible para todos aquellos que lo necesiten.

Teóricamente, el decisor en este principio es el político o la persona responsable de la asignación de recursos. Y probablemente sea así desde el punto de vista de la planificación, pero en la realidad la cantidad y tipo de recursos finalmente empleados depende del médico.

La ética  y los servicios de salud.

Recordemos que la visión igualitaria de la socialdemocracia parte del axioma de que la equidad es el marco ético de la acción del Estado, de que la solidaridad distribuye desigualmente los recursos, como desigualmente están distribuidos los riesgos y la riqueza, y de que la protección de la salud es competencia y responsabilidad de los Poderes Públicos.

Los servicios sanitarios son un derecho ciudadano, y el gasto sanitario es una decisión , asumida por el Estado y ejercida por las Administraciones Públicas cuyo instrumento regulador por excelencia es la capacidad normativa del Estado.

La exigencia de eficiencia en la gestión de los recursos públicos es, también para el sistema sanitario, un determinante ético y no una estrategia orientada exclusivamente a los resultados económicos; y es que, en la base de los fundamentos esenciales del Sistema Sanitario Público, ética y eficiencia forman un binomio inseparable.

También existe otro dilema teóricamente ético que han de asumir los Sistemas Sanitarios Públicos cual son los planteamientos ante la oferta de nuevas  prestaciones, la asignación de recursos y su utilización. Ello conforma, claramente, un problema político, que debe ser resuelto por tanto en este marco institucional, responsable de la definición y de la orientación estratégica del Sistema Sanitario Público.

El carácter público de los servicios le confiere objetivos institucionales específicos, que condicionan sus políticas de funcionamiento interno. Los servicios públicos deben ser eficaces en conseguir sus objetivos y eficientes en la gestión de los recursos disponibles. Deben prestar servicios de calidad  porque, ello decide y garantiza su futuro.

Sin suficiencia y control financiero, eficiencia económica y legitimación social, la empresa sanitaria pública se haría inviable a medio plazo, porque no es posible mantener una política sólo sostenida por la regulación normativa, porque tiene que trabajar simultáneamente en un entorno abierto y dinámico con otras opciones no públicas que también son valoradas por los ciudadanos.


Desde el respeto a los valores éticos, en todos los ámbitos, entiendo que, el Sistema Sanitario Público puede demostrar capacidad para dar respuesta a las demandas crecientes y satisfacer las expectativas tanto de los pacientes a nivel individual como del conjunto del sistema social.

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