El desarrollo de los
sistemas sanitarios públicos modernos que hoy conocemos en los países
desarrollados se produce tras la Segunda Guerra Mundial y especialmente durante
las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo; acompañando a
la recuperación económica de la posguerra y al desarrollo de las políticas
económicas keynesianas características de esa época.
En la década de los ochenta
y tras la resaca de la primera gran crisis económica de la postguerra,
es cuando comienzan a generalizarse las señales de alerta.
La necesidad de hacer
compatibles la autonomía profesional y la lógica económica es una exigencia
racional. Pero, el reconocimiento general del problema no lleva, por sí solo, a
consenso en cuanto a su solución.